Acompañame a París

sábado, 19 de noviembre de 2011

Hay veces que ni hablar, ni llorar solucionan las cosas... Pero quizás escribir, desahogarte sin que nadie pueda ver lo que expresas con los ojos, y hablarle a la nada, cómo si lo hicieses para tí mismo pero en realidad hacerlo totalmente público ayuda. Es una forma de contacto indirecta en la que entras en una total confianza. Cómo con algún amigo, simplemente que no tiene consuelo.
A veces nos escondemos tras una coraza de dureza absoluta. Es esa coraza impermeable que no deja pasar nada. Que nos cierra en banda llevándonos a la soledad más absoluta. Puedes intentar deshacerte de ella, pero hace falta mucha valentía, hace falta arriesgar mucho y dejarte llevar.
El problema está cuando te han roto el corazón, cuando los resquicios que quedan de ti están dañados, y cuando probablemente faltarán años para que tu mente vuelva a estar preparada para nuevas emociones.
Hay veces que nos precipitamos, que son tan grandes las ganas de sentir, la nostalgia y los recuerdos acumulados que confundimos términos y confundimos situaciones. Al fin y al cabo acaban pagando quien menos merecen..
Sinceramente solo espero poco a poco, coger esos resquicios, y agruparlos haasta el día que recuperen vida. Esa vida que perdieron sin razón alguna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario