Acompañame a París

jueves, 24 de noviembre de 2011

Con qué facilidad disfrazamos las verdades. Lo positivo de esto, es que al enmascarar la tristeza con felicidad, acabamos tan acostumbrados, que somos más felices que tristes.
Cosas de la estupidez humana.
Es cómo hablar solo, reír solo... La realidad  de todo, es qué creemos tan ciertas nuestras mentiras, que se nos convierten en verdades.
¿Qué triste no?

1 comentario:

  1. Muy triste, pero las cosas son así, y personalmente, no es mejor la verdad que la ficción, y con esto no digo que me gusten las mentiras pero,¿es necesario llamarle mentiras?¿No es mejor suspensiones temporales de la realidad?

    ResponderEliminar